Frases para llevar 002



    El día que comprendamos esta verdad, sabremos que todos somos iguales.

Quiero contarte, papá

Quiero contarte,
papá,
que a Neruda compartimos
tu niño y yo, aquella tarde.

Aprovechamos, los dos,
los brevísimos instantes
recién salido del sueño,
duerme-vela vigilante.

Y las musas y los duendes
dieron forma al universo:
tu niño y yo y un poema
con la magia del momento.

Quiero contarte,
papá,
que me contempló tu niño
con sus faros de azabache
y evocaron tus comienzos,
en los prólogos del sueño,
cuando llovían tus ojos
mientras desgranaba versos
compartiendo las vivencias
de mis niños y mi tiempo.

Entonces eran ustedes
mi objetivo, mi horizonte,
la razón de mi camino,
mis mañanas y mi norte.

Hoy tu niño es un futuro
de ternura y de nostalgia:
mis ratos de manos llenas,
mis bolsillos de esperanza.

Tu niño escuchó a Neruda
y sus negros ojos grandes
escudriñaron la esencia
que mis labios le ofrecían.

Y los duendes y las musas
descifraron el misterio
y tu niño sonreía,
sus palmas al son del verso.

Quiero contarte,
papá,
que fuimos uno, los dos,
tu niño y yo, aquella tarde,
y te añoré en su presencia
en otro ayer, ya distante



Loly Armas Donate
14 Octubre 2002

Frases para llevar 001


    Paseando por las Ramblas de mi ciudad y embarazada de mi primer hijo, encontré este sabio consejo escrito en un trozo de madera. Sin firma.
    Sigue cerca de mí, al lado de mis libros y mis poemas...y en la habitación de mis nietos

Sin nombre

Pero qué sorpresa





Decrecimiento inteligente

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y con varios atunes muy grandes. El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.

El mexicano replicó:
- Oh!, sólo un ratito.

Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.

El norteamericano volvió a preguntar:
-    ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?

El mexicano contestó:
-    Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
-   
El norteamericano dijo con tono burlón:
- Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.

- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?

- De quince a veinte años.

Y luego ¿qué? - preguntó el mexicano

El norteamericano soltó una carcajada y dijo que esa era la mejor parte:
- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.

- ¿Millones, señor? Y luego ¿que?

- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.

- Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?

Calidad de vida

Es lo que perseguimos, día a día, desde que somos conscientes de “buscarnos la vida”.

Ahora bien, ¿Qué significa para cada persona tener “calidad de vida”?: ¿Más dinero?, ¿trabajar menos?, ¿un chalet?, ¿un coche más rápido?, ¿viajar más y cada vez más lejos?...Buscamos, en definitiva, la meta del sistema capitalista: tener, tener, tener!…

Los consejos, aparentemente sencillos, de la lectura anterior, están íntimamente relacionados con la respuesta del pescador que no entendía la espera de 20 años de lucha y esfuerzo, para terminar disfrutando de lo que ya poseía.

Los años van enseñando que todo se reduce a vivir el ahora, valorando lo que tenemos y no envidiando lo que nos falta… “La vida es lo que te ocurre mientras te preocupas haciendo otros planes”.
Más dinero sólo te proporcionará quebraderos de cabeza y contiendas con Hacienda.
Intenta, en la medida de tus posibilidades, amar tu trabajo, tu profesión. Actualmente, trabajar se está convirtiendo en un lujo.
Una casa más grande paga más impuestos y mantenimiento.
Lo importante es llegar; un coche discreto te lleva también y ¡te ayuda a conservar tus puntos!.
¿Conoces bien tu isla, tu región…? Hay tantos lugares cercanos y hermosos que aún no conocemos y ¡soñamos con cruzar el charco!


La calidad de vida está en vivir de acuerdo a tus valores, a tus ideales, a tus posibilidades, a la consecución de tus propias metas, que, si “nos miramos por dentro”, poco tienen que ver con los bienes materiales. No necesitamos grandes cosas para vivir: Si “miramos” en lugar de “ver”, si prestamos atención a lo que acontece alrededor, si apartamos la vista, ¡un ratito!, de nuestro ombligo… comprobaremos que formamos parte de la élite de los afortunados, que tenemos múltiples razones y motivos para sonreír, para dar “Gracias a la vida que nos ha dado tanto”.



Piel de pantera, soy virgen del miedo

Ten mucho cuidado con tus hábitos
porque ellos moldean tu carácter.

Y ten mucho cuidado con tu carácter
porque de él dependerá tu destino”.
  
                                                   
                                                                                                                  Lectura: “El saco de carbón”